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Incertidumbre

Historia - Parte de una serie
Parte 5: Esta página

La cita con el cardiólogo (17 de agosto del 2022) confirmó el diagnóstico original, pero además nos dimos cuenta de que en el ventrículo derecho del corazón de Abby habían unos pequeños defectos (“fugas”) que iban a complicar aún más su situación. Nuestro hospital, no tenía los equipos necesarios para tratar a Abby al nacer, por lo cual el doctor nos dió una lista de otros hospitales relativamente cercanos que podían ayudarnos. Nos volvieron a mencionar la posibilidad de terminar el embarazo, a lo que respondimos que no.

Luego de mucho leer acerca de HLHS y de los hospitales, buscar rankings y sentirnos aún más impotentes por intentar encontrar un buen lugar sin tener la perspectiva completa de lo que iba a pasar, optamos por visitar dos hospitales y evaluar con cuál nos sentíamos más cómodos. Le dimos la selección al cardiólogo y en cosa de días ya teníamos citas programadas en ambos lugares.

Ambos hospitales estaban entre dos y tres horas de casa, uno en Indianápolis, otro en Chicago. Ambos calificados muy bien según rankings que aún no entendemos bien cómo funcionan.

Primero visitamos el Hospital Riley en Indiana el 1 de septiembre, una semana después del último ultrasonido. La condición de Abby se había deteriorado un poco. La cardióloga no veía las fugas que habían encontrado antes, pero al parecer la fuerza del bombeo del ventrículo derecho era más débil de lo esperado. Ese día conocimos a varios equipos que se encargarían de los tratamientos, nos dieron un recorrido por el hospital y hablamos de la logística en caso de que siguiéramos los cuidados médicos de Abby ahí.

Otra semana más (9 de septiembre) y estábamos en Chicago visitando el Hospital Lurie. La ubicación del hospital no nos gustaba, está en el centro de la ciudad, con el tráfico, la gente, el ruido. Pero dentro del hospital todo se veía bien. Un nuevo ultrasonido mostró que el deterioro del lado derecho del corazón de Abby seguía en proceso, ahora se podía ver acumulación de fluidos en el abdomen, causado por el problema con una válvula en el ventrículo derecho. Ya Abby no era candidata a las cirugías, ahora su única opción era un trasplante neonatal. La doctora nos ofreció cancelar algunas de las citas con el equipo de cirugía y en su lugar, hablar en la próxima cita (marcada para el 11 de octubre) con el equipo de trasplantes. Mientras tanto, la doctora se comunicó con expertos en Houston y Boston para evaluar la posibilidad de una intervención en útero para intentar mejorar la condición de Abby y evitar la acumulación de más fluidos. La respuesta no fue positiva, una intervención de la válvula del lado derecho podía hacer más daño. Solo quedaba esperar por lo mejor.

Ahora, Abby necesitaba llegar a las 39 semanas, y tan pronto como naciera, la pondrían en la lista de transplantes para recibir un nuevo corazón. No nos sentíamos bien al saber que para que nuestra bebé sobreviviera, otro bebé tendría que morir. Ese otro bebé era el hijo de alguien más.

Corazón
Corazón

Volvimos a casa, un poco más tristes con cada cita, tratando de mantenernos positivos y darle a Abby las mejores vibras posibles. Fué difícil mantenerse así, pero era lo único que podríamos hacer para que Abby no sintiera nuestra tristeza, incluso fuimos a hacer un laberinto de maíz, que no habíamos completado el año pasado. Pero este año, Abby fué nuestro amuleto de la suerte y pudimos completarlo!

Laberinto de maíz
Laberinto de maíz
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